Las Serpientes o también llamados ofidios
son animales vertebrados que se clasifican como reptiles.
Conforman el suborden Serpentes,
pertenecientes al superorden Lepidosauria (lagartos con escamas), a la subclase
Diápsida (que presentan originalmente dos fosas a cada lado del cráneo, por
detrás de la órbita) y a la clase saurópsida.
Se caracterizan por ser animales con un
cuerpo muy alargado que tienen ausencia de patas, aunque algunos ejemplares
pueden presentar extremidades vestigiales. Tanto su tamaño, como su
comportamiento van a variar de acuerdo a la especie de ofidio, pueden ser
venenosas o constrictoras, esto quiere decir que utilizan la constricción como
método para estrangular a sus presas.
Características
de las Serpientes
Si queremos hablar del suborden Serpente,
lo primero que debemos pensar es que son animales que no poseen extremidades,
por lo tanto, su anatomía deberá estar adaptada de manera tal que puedan
desplazarse sin el uso de patas. A pesar de esto, las serpientes pueden
movilizarse en la tierra realizando ondulaciones con el cuerpo, levantando una
parte del cuerpo y usando otra a modo de ancla o de manera rectilínea,
impulsándose con los músculos y las escamas de la parte ventral del cuerpo.
Pero esto no es todo, algunas especies pueden bucear, nadar, saltar y hasta
planear. Por lo que su hábitat es muy variado, desde áreas desérticas hasta
zonas tropicales y cálidas, incluso existen serpientes marinas.
Como dijimos anteriormente, las serpientes
son animales vertebrados, poseen una columna vertebral que por lo general
presenta más de 100 vértebras. Este número es variable y se asocia con la
longitud de cada especie.
Algo interesante es que, en su cráneo, la
mandíbula superior no está fuertemente unida, sino que puede moverse
libremente; esto le permite una gran abertura para deglutir a presas enteras.
La piel de las serpientes se encuentra
recubierta de escamas, incluso en los párpados, los cuales parecen estar
siempre abiertos, pero en realidad son escamas transparentes. Realizan la muda
de su piel cambiándola en una pieza, como si fuera una especie de funda que se
desprende a medida que van creciendo.
En cuanto a los sentidos, la visión es
bastante limitada, al igual que el oído, ya que sus órganos auditivos se han
ido degenerando hasta perder algunas partes, como por ejemplo el tímpano y la
cavidad timpánica. Aun así, las serpientes pueden percibir las vibraciones del
suelo mediante sus mandíbulas. Incluso algunas tienen la capacidad de detectar
el calor, esto es muy importante para encontrar presas.
Otra característica que las define, es la
presencia de una lengua bífida, esto quiere decir que el extremo libre de la
lengua se encuentra ramificado en dos secciones.
El cuerpo alargado, en forma de tubo,
requiere que las vísceras de las serpientes tengan que modificarse y ser
también alargadas para poder ubicarse de mejor manera. Incluso algunas vísceras
que son pares se encuentran ubicadas a distinta altura del cuerpo, el pulmón
izquierdo puede tener un tamaño reducido o no estar presente.
En cuanto a la reproducción, las
serpientes, en su mayoría, ponen huevos, no obstante, hay algunas especies en
las que la hembra directamente alumbra a las crías ya libres y listas para
vivir de manera independiente.
Los
dientes de las serpientes
Los dientes de las serpientes pueden ser
muy variados y pueden implantarse de distinta manera. Los dientes que se
encuentran en el maxilar (son los que se asocian a las glándulas venenosas) se
pueden clasificar en 4 tipos.
Colmillos solenoglifos: son largos, se encuentran
en la parte anterior (adelante) de la mandíbula, poseen la capacidad de
moverse, cuando la serpiente tiene la boca cerrada se pliegan sobre el paladar
y cuando la abre vuelven a su posición normal. El interior de estos dientes es
hueco y poseen un canal interior que se comunica con las glándulas venenosas.
Proteroglifos; se trata de dientes pequeños
que se sitúan en la parte craneal de la boca y que no son móviles. Algunas
especies poseen estos dientes modificados para poder escupir veneno a grandes
distancias.
Dientes aglifos: son macizos y se curvan
hacia atrás para poder sujetar a la presa. Este tipo de diente se encuentra en
serpientes que no inoculan veneno.
Opistoglifos: dientes acanalados que se
encuentran en la parte más caudal (hacia atrás) de la mandíbula y que tienen
comunicación con las glándulas venenosas, esta posición hace que deban morder
con la parte más posterior de la mandíbula para poder inyectar el veneno a sus
presas.
¿De
qué se alimentan las serpientes?
Las serpientes son carnívoras, se pueden
alimentar de una gran variedad de animales que va desde invertebrados y peces
hasta grandes mamíferos, dependiendo de la especie y del tamaño de la
serpiente.
A la hora de abatir a sus presas, las
serpientes pueden hacer uso del veneno (si son venenosas) o de la constricción
(si son constrictoras); la mandíbula y el maxilar se abren de gran manera para
poder introducir a la presa y luego tragarla entera, sin masticarla.
Luego la serpiente deberá bajar su
actividad para poder digerir bien a su presa, proceso que puede tardar días o
meses, dependiendo del tamaño del animal. Todo lo que no pueda digerir se va a
regurgitar o excretar.
Clasificación
El suborden de las serpientes de divide en
dos infraórdenes que poseen 25 familias y más de tres mil especies.
A grandes rasgos tenemos al infraoirden
Alethinophidia, este es un gran grupo que alberga a las grandes serpientes
constrictoras como las boas y pitones, pero también a los vipéridos; un clado
de serpientes venenosas que incluye a la cascabel.
El otro es el infraorden Scolecophidia, y
es el que alberga a las serpientes denominadas “ciegas”. Este infraorden está
compuesto por 5 familias de serpientes que pueden medir entre 10 cm y un metro
de largo.
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